Mini Hulka parte II

lunes, 28 de febrero de 2011

Ya os conté el otro día cual fue mi primer arranque en la vida de furia asesina contra otro especímen de la raza humana, en mi, hasta entonces, corta vida.
Como ya os avancé, por esa época sufrí tres ataques en total en los que me convertí en una Mini Hulka pueblerina, que daba mucho miedo.

La segunda vez que fui presa de una rabia incontenible contra el prójimo y que decidí expresarla en todo su esplendor, fue pocos meses después, en la hora del patio del mismo cole de la vez anterior.

La hora del cole la compartíamos los más peques con los no tan peques, con lo que se daban situaciones de abusones la mar de típicas.
Había un niño de unos 7 años que la tenía tomada conmigo.
Me empujaba, me tiraba del pelo, me ponía la zancadilla, todo, por que era nueva y era de ciudad.
Viví durante semanas esa situación de humillación sin decir nada, volviendo a mi casa con las rodillas peladas y cocinando la mala leche a fuego lento en mi tierno interior, hasta que pasó lo que tenía que pasar.

Un día, venía corriendo el abusón asqueroso este que me tenía frita, cuando me dije:
-A mi me mata a ostias después, pero como que me llamo Endercita que el mamonazo este no me pone un dedo encima hoy!
Y dicho y hecho oiga cuando más o menos había llegado dónde estaba, en vez de pillar como siempre, salí corriendo y así hasta que se cansó de perseguirme que yo en corriendo zig zag era un hacha.
Estando el abusón desprevenido me planté al cabo de un ratito delante suyo y sin darle tiempo a reaccionar le di una tremenda patada en la espinilla.
Como yo era una niña de 5 años y él un niño de 7, cuando lo tuve en el suelo y consciente que en un cuerpo a cuerpo yo tenía las de perder, aproveche y le llovieron unas cuantas patadas, por que total, en cuanto se levantara iba a morir, al menos que me matara después de haberse llevado una buena ración de lo suyo.
Así que el chaval pilló, los demás niños hicieron corro, lo insultaron y humillaron por que una niña pequeña le estaba dando una paliza y cuando se levantó, me miró con odio y salió corriendo.

Ni que decir que yo me sentí super satisfecha de mi misma, de mi valentía y de mi astucia.
Pero el abusón tenía un hermano mayor, de unos 9 añitos, que para mi entonces era el equivalente a un niño muy muy muy grande, así que el mini abusón se presentó delante del hermano hecho un Cristo, le contó lo sucedido y a la mañana siguiente el que vino a buscarme en la hora del patio no fue el abusón, no, fue el hermano del abusón.
Os podéis imaginar que el hermano me dio una manta de ostias que no me arrancó los dientes de leche por que fuí muy precoz y a esa edad los de delatnte ya se me habían caíso casi todos, por que sino, llego a mi casa sin uno.
Cuando terminó conmigo, se alejó mascullando algo así como,
-a mi hermano no le pega una niña
y lo cierto es que en ese momento me faltaba el aire para respirar, por que sino le hubiese podido contestar,
-no majo no, a tu hermano no le pega una niña (presente), a tu hermano le ha pegado una niña (pasado), a ver si aprendemos los tiempor verbales, so garrulo
pero la verdad, en aquel momento, aunque hubiese tenido algo de aire en los pulmones, estoy casi segura que no me hubiese apeteceido mucho hacerme la chula.

Lo bueno que tuvo el segundo incidente de mi rabia infantil desatada, fue que ni el abusón, ni el hermano del abusón, volvieron a molestarme nunca más.

A vueltas con el catalán

lunes, 21 de febrero de 2011

Hace mucho tiempo que le doy vueltas al tema del idioma y lo cierto es que no sé si voy a saber trasmitir correctamente mis reflexiones sobre ello.

Ya me he pegado muchas tortas verbales en mi vida por temas como este y no deseo pegarme más, por que lo que interesa es convencer y eso es complicadísimo, así que lejos de querer generar polémica, me gustaría exponeros algunas de mis reflexiones sobre el tema, que podrán o no, ser acertadas, pero son las mías.

Empezaré diciendo que yo soy catalanoparlante, por que mi madre lo es, por que sus padres lo eran, por que sus abuelos lo eran y así sucesivamente.
Mi abuela materna era valenciana, su madre también, así que en mi casa se hablaba a veces una mezcla curiosa de catalán y valenciano y por descontado yo siento por Valencia un enorme cariño.

Mi padre nació en Málaga pero vino a Barcelona a los dos años.
De su tierra, como él la llama, sólo conoce lo que ha visto de mayor.

Nos hablaba en castellano para que fuéramos bilingues al 100% según decía, aunque lo cierto es que nos hablaba castellano por que odia Cataluña y todo lo catalán.

Os diré que mi hermano usa como primera lengua fuera de la familia, el castellano, que habla con su pareja el castellano por que ella no sabe hablar el catalán.
Con sus hijos habla en castellano.

La mayor de 7 años no sabe hablar en catalán, por que aparte de en el colegio, no lo oye nunca.

Yo hablo con mi pareja en catalán y tengo amigos catalano parlantes y amigos castellano parlantes y amigos extranjeros que lo hablan y lo entienden y otros que ni lo hablan ni lo entienden mucho.
Cuando nos juntamos hay una bonita mezcla de castellano, catalán, inglés y alemán y nos acabamos entendiendon todos.
Es decir, que aquí, cada uno habla en lo que le apetece.

A mi me gusta hablar en catalán, es una lengua bonita, dulce y algo inocente, hasta los insultos son tontones y poco hirientes.
Cuando la oigo me suena maravillosamente, es rica y antigua y se habla en 4 países del mundo.
Pero el catalán tiene otra cara menos amable por que es punto de conflicto.

Muchas veces me digo a mi misma, que en vista de lo que da por saco el tema, a lo mejor sería más fácil, no sé, olvidarnos del catalán y adoptar como única lengua el castellano, total, me sirve para muchas más cosas y nuestro gobierno autonómico ahorraría un montón de dinero destinado al bilinguismo y la gente que llega y no lo sabe no tendría ninguna complicación añadida.
Sería genial, estoy segura.

Pero las lenguas dicen mucho de las personas que las hablan, te muestran como piensan, como son, qué les gusta, de dónde vienen y sólo de pensar en perder algo tan íntimo, tan profundo, tan ligado a la tierra, me entran ganas de llorar y pienso que no, que el catalán debe seguir siendo una lengua viva y que hay que conseguir que así sea.

El tema es que Menganito/a acaba de llegar a Barcelona, por ejemplo viene de otra parte de España y quiere vivir aquí.
Como habla castellano le van a entender en todas partes pero llegado este punto tenemos varias opciones,
1-Como ya nos entendemos, no es necesario que aprenda catalán.
2-Como va a vivir aquí y el catalán es cooficial, saberlo le va a dar mejores oportunidades de trabajo y se integrará mejor si lo habla que si no.
Pero que haga lo que quiera.

3-Si va a vivir y trabajar aquí, es obligatorio que lo aprenda.
Simplificando, creo que estas son las opciones más evidentes, si se os ocurren otras, me las decís.

A primera vista, a mi la que me parece más guay, es la segunda, libertad de elección total.
A mi me gustaría que esa fuese una opción viable, pero esta opción tiene un pero.
La mayoría de personas nos regimos por la ley del mínimo esfuerzo.
Entonces, si tenemos en cuenta que Cataluña es una de las comunidades con más inmigración del país, ¿creéis que el catalán sobreviviría siendo esta una tierra con tanta inmigración?

Yo no estoy de acuerdo con muchas de las políticas de protección del catalán, por que me parece que no sirven para nada, por que la imposición no es una solución, es un parche y sobretodo, por que estoy harta de que se haga política con estas cosas.
Creo que Cataluña se está equivocando y mucho en muchas de las medidas que toma sobre la lengua.
Pero por otra parte, no hay que olvidar que el catalán es un idioma tan válido como el castellano y que los habitantes que lo quieren hablar tienen derecho a ello, en su casa, en una tienda o en la administración pública.

A pesar de lo que se dice por ahí, muchos ciudadanos de esta tierra no saben el catalán, os he puesto dos ejemplos cercanos, en gran medida por que la percepción generalizada es que no es necesario saberlo y es que en realidad, no lo es.

Muchos de mis compañeros de trabajo durante mi vida laboral, nacidos aquí, habiendo estudiado en colegios donde se enseña perfectamente el catalán, lo hablan tan mal que si tuvieran que pasar una prueba de idioma la suspenderían. 

Por descontado, no lo saben escribir y no lo utilizan nunca fuera del trabajo.


A mi me gustaría que el catalán sigiese siendo una lengua útil durante muchos años, que se enseñase y se apreciase y que no fuese punto de conflicto para nadie sino un punto de encuentro, pero en la situación actual, la pregunta es ¿cómo? 
¿Le es posible a una lengua sobrevivir sin ser protegida cuando el lugar en el que se habla tiene un porcentaje tan elevado de gente que vienbe de otras partes? 
¿Y sino es posible, cuales son las medidas correctas, que no discriminen a nadie y que hagan seguir floreciendo mi preciosa lengua materna?


Mini Hulka parte I

lunes, 14 de febrero de 2011

Hay unos cuantos rasgos de mi persona particularmente marcados, pero creo que hay dos que se manifestaron antes que el resto.
La hipersensibilidad y la timidez.
Andaba ya mi madre preocupada por ambas y consultando al pediatra, aunque a mi padre eso le parecía cosa de familia, de la suya concretamente, ya que me temo que él era hipersensible también.

Con este par de caracteríasticas tan motivadoras que constituían un tándem sin igual, complementarias y retroalimentadas, me paseaba yo por el mundo a muy corta edad; bueno, no, no me paseaba, más bien me sacaban a rastras.

Mi madre se puso muy enferma cuando yo tenía unos 5 años y mi hermano apenas uno, por lo que vivir en una ciudad con mar era lo peor de lo peor y le recomendaron ir a vivir a un lugar con montaña.
La decisión fue fácil ya que años atrás mi abuela y su compañero, ambos aquejados de dolencias respiratorias, habían seguido el mismo camino, así que fuimos a vivir al mismo puebo, de hecho, encontramos una casa en la misma calle, ¡que digo en la misma calle!, justo al lado de la casa de mi abuela.
Y ahí estaba yo, la hipersensible tímida que se adapta a los cambios como el culo arrancada de cuajo de mi vida urbanita a un pueblo de mierda que lo atravesaba una carretera de mierda justo cuando aún me estaba acostumbrando a no ser ya la princesa de los mares de mi casa por culpa del pesado de mi nuevo hermanito.
Estaba hecha unos zorros emocionales, vamos.

Así que allí estaba la alegre y cosmopolita familia Ender, dispuesta a empezar una nueva vida, en un nuevo colegio, con unos nuevos vecinos y todas las cosas nuevas que os podáis imaginar.
Ni que decir que yo odié ese pueblo nada más llegar.
Esta era mi disposición emocional, bueno, en realidad algo peor, cuando perpreté mis tres sonados ataques de ira homicida; sonados más que nada por que nunca más en todo lo que llevo de vida, he recurrido a la violencia física, lo que los hace aún si cabe, más destacables.

Os he dicho que odiaba el pueblo del demonio ese al que nos habíamos mudado y más aún odiaba el colegio  en el que me habían metido, pero concretamente odiaba por encima de todas las cosas a una niña que había tenido la osadía de llamarse exactamente igual que yo; o sea, que compartíamos el nombre.
He de decir en mi defensa, que en mis 5 años de vida eso no había pasado nunca y probablemente a esas alturas, yo ya creía que mi nombre era eso, MÍO y de nadie más y cuando descubrí que otra niña lo llevaba, casi sufro un colapso.
En silencio y para mis interiores, que la clase urbanita no me la iban a arrebatar en una semana, pero un colapso al fin y al cabo.

Un aciago día de primavera, lo de primavera lo digo por decir, por que no tengo ni zorra idea de si esto pasó en primavera, os lo confieso, estaba la señu repartiendo unos dibujos que habíamos hecho, cuando pasó lo inenarrable; me dieron el dibujo de la otra Endercita en vez del mío.
Cosa rara de cojones en mi, no dije nada, o sea, no levanté la mano y dije:
-Señu, esta birria de dibujo no puede ser mío, de hecho no es mío, haga usted el favor, so miope, de darme el dibujo donde pone Endercita y no es una mierda pinchada en un palo como la que me acaba de dejar en la mesa- esta es la versión racionalizada de lo que pensé en aquel momento, racionalizada y llevada a la adultez, por descontado, yo con 5 años no sabía qué era una miope ni qué era una mierda en el sentido figurado y tampoco me expresaba utilizando la ironía un día sí y otro también.
Así que no sabemos por qué, me callé, esperé que acabara la clase, me dirigí a mi imitadora y le dije:
-Dame mi dibujo.
La imitadora miró su/mi dibujo y dijo que no con la cabeza.
Claro, como que mi dibujo le daba mil patadas al suyo, yo tampoco hubiese querido desprenderme de él, pero es que era mío y el suyo daba vergüenza ajena, a ver con que cara me presentaba yo en mi casa y le enseñaba a mis padres aquel dibujo penoso, se iban a pensar que el aire de montaña me había atacado las meninges o algo.
Yo, que siempre he sido una persona con un autocontrol impresionante, sí, esto sí es en serio, que sí, que lo tengo, respiré hondo y repetí:
-Dame mi dibujo.
Pero la muy desvergonzada de la imitadora que no me lo quería dar.
En condiones normales, bueno, en condiciones normales nunca le hubiese reclamado a otro niño nada, por que entre la timidez, la hipersensibilidad y lo cagona que era, igual dejaba de respirar toda una clase por no molestar, pero ese día, desestabilizada por completo como estaba en aquellos meses, me dije, ¡que coño, el dibujo es mío y lo quiero!

Llegado este punto yo hubiese llorado y moqueado, o bien me hubiese ido aceptando la derrota, pero en vez de eso, dejé su dibujo en la mesa de al lado y me agarré de los pelos de su cabeza talmente como si estuviese a punto de despeñarme al vacío y su cabellera fuese lo único que se interpusiese entre la muerte y la vida.
La criatura entre la sorpresa y el daño que hace que te tiren del pelo a lo salvaje, explotó en gritos y llantos a la vez que trataba de soltarse de mis manos, pero ya se sabe que yo me aferro a la vida con fuerza y no la soltaba ni a la de tres.
Por suerte para ella, las señus vinieron a socorrerla quedando liberada al fin de mis garras maléficas, recuperando en ese momento mi maltrecho dibujo, que en medio de la refriega había quedado malherido.
Cuando me preguntaron por que lo había hecho, no salió ni una palabra de mi boca.
Las señus no fueron muy duras conmigo, por que estando al tanto como estaban de lo de la enfermedad de mi madre, imaginaron que estaba yo algo alterada por esa causa.
Aunque en realidad la causa era otra, puesto que le enfermedad de mi madre había sido la punta del iceberg de una convivencia rota y de una familia que ya no lo era.

Cuando llegué a mi casa, las señus habían llamado a mi madre que me preguntó por qué lo había hecho.
Yo saqué un dibujo arrugado y desgarrado de la cartera escolar, se lo puse en las manos y simplemente le respondí:
-Es que no quería darme mi dibujo.
Creo que ese día mi madre debió pensar que yo, de mayor me iba a convertir en artista, por lo del genio y por lo del apego rozando la obsesión por MI obra.

Exfumadora

lunes, 7 de febrero de 2011

Aunque el tema del tabaco es un tema que me saca de mis casillas de persona razonable y comprensiva, hoy ni voy a hacer sangre con el tema del tabaco, ni voy a hablar de la ley de marras que hemos estrenado con el año nuevo, más que nada, por que a estas alturas, ya se debe haber dicho todo lo decible, en un sentido y en el otro.

Yo soy exfumadora, es decir, por definición popular esa persona que ahora, superada su adicción, es una mezcla entre un Gremlin, el AntiCristo y un judío converso.
Muchas son las veces que he tenido que escuchar después de que sepa que soy exfumadora, todo tipo de lindezas orientadas en esta línea.

Y la verdad es que no, que no soy más papista que el Papa por que sea exfumadora, en mi caso que ya era así cuando fumaba.

Mi mamá y mi papá fumaban, mi mamá no mucho, mi papá bastante más.
Cuando mi mamá se quedó embarazada dejó de fumar y ya no fumó nunca más.
Mi papá fumó toda la vida, delante nuestro, en el coche, en casa y sobretodo, en el bar donde nos metía todo el santo día cuando tocaba finde con papá, eso sí, acompañado de muchos otros adultos fumadores.

Gracias a Dios mis amigas no fumaban, pero los padres de algunas sí, tanto daba que fuésemos tiernos infantes en pleno desarrollo, se fumaba por que el principio sagrado de todo esto es; me apetece fumarme un cigarro y me lo fumo.

Cuando llegué a la adolescencia odiaba con cada poro de mi ser el tabaco, por que el humo me hacía mierda las alergias y sobre todo, por que hacía que me pillara unas faringuitis de no te menees.
La disyuntiva era jodida, o voy a la disco con mis amigas y sociabilizo que bastante rara y asocial soy ya y me lleno los pulmones de humo o me quedo en casa, o en la plaza o donde sea, pero sola.
De los 13 años a las 16 salía a unas tres faringuitis por mes. 

Me habían repetido tantas veces que si fumas la tolerancia al humo de tu cuerpo, crece de manera asombrosa, que cuando ya no podía tragar más humo ajeno me dije; mira, no pierdes nada por intentarlo.
Y así es como empecé a fumar.
Nunca tuve adicción, nunca fumé demasiado, nunca tuve el mono si me faltaba el tabaco, nunca bajé a media noche a comprar por que se había acabado, nunca le pedí un amigo para el camino.
Y el humo, dejó de joderme viva la garganta.
Pero el humo me siguió molestanto igual que antes y el olor también.
A pesar de ser fumadora, a menudo tenía que salirme de los sitios por que los ojos me lloraban y no podía mantenerlos abiertos y por descontado, todas las noches la ropa a lavar por que el olor nunca dejó de parecerme asqueroso.

Pasados sólo 4 años, empecé a tener crisis de dolor en la garganta que me tuvieron un año de arriba a abajo y que nadie sabía diagnosticarme, hasta que un día un médico novato me dijo que con mis antecedentes y mi garganta, si no dejaba de fumar estaba lista.
Dejé de fumar en una época donde se podía fumar en casi todas partes, por lo que seguía tragando el humo ajeno.
Es decir, sacrifiqué una cosa que me hacía mal pero también me daba una parte de placer pero seguí cargando con la parte más dañina para mi cuerpo por parte de los demás. 
Por que sí, yo era fumadora, pero lo que yo quería era fumarme solo mis cigarros, no los míos y los de toda la discoteca, toda la empresa, todo el restaurante y así en todas partes menos en los trasnportes públicos, el médico y poco más.
Y después de algunos años de no fumo de manera habitual para no hacerme mierda pero me fumo uno de vez en cuando, llegó la fase del asma, que es en la que estoy ahora.
Si antes el humo me molestaba por las alergias ahora me producía un dolor atroz en los pulmones que me duraba varios días.

¿Y todo esto por que os lo cuento?
Pues por que cuando era fumadora me parecía genial que no se pudiese fumar más que en la casa de uno, de hecho, yo deseaba que saliese una ley que prohibiese el tabaco en todas partes ya hace más de 10 años, pero ahora que ni fumo, ni soporo el humo, estoy tan tan tan contenta, que no quepo en mi de gozo.
Lamento eso sí, dos cosas; que no se prohibiese fumar antes y que no se haya hecho una ley decente para ello, por que esto no es una ley, es una chapuza.

Ya os he dicho que mi intención no es hablar de la ley, pero sólo me gustaría lanzaros una pegunta.
¿Por qué es necesario hacer una ley que proteja a la mayoría de la minoría?
Creo que a estas alturas todos sabemos que el tabaco es malo, que el tabaco mata, sin embargo, al final y después de todo, hace falta que nos prohiban algo en lo que casi todo el mundo está más o menos de acuerdo.
Si la convivencia y el respeto fuese posible, no harían falta leyes como estas, que insisto, están mal hechas y son un parche, pero que nacen de una necesidad bastante patente.

Cuando el civismo y el respeto sean lo suficientemente comunes, no hará falta que nos cabreeemos con los políticos por que hagan malas leyes, por que tampoco nos hará falta que nos prohiban algo tan estúpido como esto.

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